Caos y fiesta. calles cortadas por protestas varias, el día después que cualquier cosa termina: todo parece más simple de lo que fue, los gestos suaves levantan cenizas tramadas. Después del fuego vienen los festejos. Recién el viernes temprano van a verse las fogatas ahumando el equilibrio, el humo son lluvias reestructuradas que en procesión profunda se disuelven, nos ahorran tormentas, nos dan una palmadita en los papilos gustativos de la lengua.
viernes, 12 de octubre de 2007
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